A menudo tanto las empresas existentes como las de reciente creación, consideran una pérdida de tiempo llevar un buen control regulatorio fiscal. bien sea por falta de tiempo, conocimientos o por la simple creencia de que al ser una empresa tradicional o pequeña no hace falta.
Un correcto control financiero permite a las empresas contar con una evaluación objetiva y sistemática de las desviaciones generadas en las líneas operacionales y estratégicas definidas por las empresas. Un correcto control regulatorio fiscal aporta a la dirección, así como a los puestos de toma de decisiones de la empresa, los argumentos y elementos de juicio necesarios para una correcta toma de decisiones, la cual garantice un correcto seguimiento de los objetivos corporativos propuestos.
Las cuentas anuales de las empresas, reflejan una imagen fiel del patrimonio, situación financiera así como de los resultados de la empresa. Para mostrar dicha imagen fiel, es necesario contar con la información completa, incluyendo todos los datos necesarios, no pudiendo existir ninguna omisión de información significativa la cual derive en un problema para los usuarios de la información contable. Así pues, la imagen podrá ser considerada fiable, cuando ésta no cuente con errores materiales, alcanzando la neutralidad al estar libre de sesgos y al lograr la confianza de los usuarios.
Una correcta cumplimentación de los diversos modelos tributarios utilizados para la liquidación de impuestos requiere un registro contable adecuado de las operaciones empresariales. A pesar de que las empresas cuenten con una serie de obligaciones fiscales. estas no siempre están al corriente de ellas, pudiéndolas hacer mal o no conociendo las actualizaciones de la normativa. Esto también supone un peligro para las mismas dado los numerosos peligros de no realizarlo correctamente.
Ante la gravedad de la situación. las empresas que no cumplan con las obligaciones sufrirán penalizaciones económicas, ya sea por presentación voluntaria o requerimiento de la Agencia Tributaria. La penalización de cualquier incumplimiento de las obligaciones fiscales, supondrá el pago del importe de la declaración no pagada, unos intereses de demora, así como la sanción correspondiente, dependiendo de cada caso particular.
De ahí la importancia de contar con un equipo especializado para evitar cualquier situación innecesaria y perjudicial para la empresa.